¿Qué es la conciencia? ¿Es una persona a tu lado? ¿Es una personalidad aparte de ti? ¿Es un espíritu, un genio o un gnomo que te sigue dondequiera que vas? ¿Es un hada o ser angelical que dulcemente te aconseja? No; es el conocimiento, el sentimiento o el poder de juzgar lo recto y lo malo; es el juez que aprueba o condena lo que tú has hecho o estás haciendo o pensando hacer; es brújula y guía de tus escogimientos.
La conciencia puede ser educada, fortalecida, viciada, ejercitada y dirigida. Tu conciencia es principalmente lo que tú haces de ella. No puedes depender de ella si tú no la has enseñado correctamente. Toda persona racional tiene algo de conocimiento de lo que es bueno o malo. Muchas veces se puede silenciar la conciencia con la excusa, "Todo el mundo lo hace", o "Yo lo necesito más que él". Muchos saben que un cierto hecho es malo, es contra la ley de Dios y es injusto a su prójimo; pero obtienen la indulgencia de un cura para creer que es recto. Los que han tenido contacto con la Biblia y el cristianismo tienen más conocimiento de lo bueno y lo malo que los demás. Muchos, especialmente los pecadores religiosos, odian y combaten la Biblia porque ella les condena y redarguye.
A veces en ciertas ciénegas se ven en la noche fuegos o luces brillando o danzando alegremente sobre el fangal. Así son muchas de las cosas atractivas de este mundo. Los apetitos carnales tientan a uno, el deseo de diversión y placer impele, la curiosidad incita a probar las cosas dañosas y gustar las prohibidas, las tendencias naturales humanas hacia el mal le empujan a uno a entrar así al fangal a cazar las luces vacilantes y hundirse en la vergüenza.
Los fuegos fatuos y luces vacilantes están llamándote a ti a una vida de egoísmo, de pensamientos bajos, de hechos asquerosos, de pequeñez de espíritu, y de palabras torpes y burlas obscenas. A veces la ira o la venganza se mira como un deseo de hacer justicia, la lascivia se parece al amor, la soberbia se mira como una virtud y la decepción como una gracia.
Pero el Espíritu de Dios te llama por medio de tu conciencia a tornarte de esa búsqueda vana y buscar los deleites abundantes de la vida cristiana. Si tú conoces a Cristo como tu Salvador puedes andar en victoria y gozo en esta vida como príncipe o princesa, y esa condición y herencia no poden ser quitados de ti mientras que seas leal a Él. El mundo, la carne y el diablo te pueden tentar, pero puedes guardar la victoria continua por la gracia de Jesús. Confiando en él triunfarás sobre toda tentación, "manteniendo la fe y buena conciencia, la cual echando de sí algunos, hicieron naufragio de la fe, "teniendo cauterizada la conciencia". En la ciénega hay eterna ruina, pero en el monte hay victoria.
W. Roberto Adell.
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