sábado, 18 de agosto de 2012

Parábola: La hibernación

       Mama Osa se prepara para más un día de supervivencia. Llama a sus cachorros; tiene que enseñarles a cazar y a pescar; y los lleva a la orilla del río dónde abundan los salmones. Luego será adultos, y tendrán que buscar su propia comida y valerse por ellos mismos. Los cachorros todavía son muy torpes; no tienen la destreza y la habilidad de su madre, pero algunas veces logran atrapar una presa con sus garras fuertes y afiladas.
- Hay que alimentarse bien, piensa la mamá Osa; porque luego llegará el invierno y no habrá nada más para comer.

       Ha llegado el invierno. Las montañas y los valles se visten de novia. La nieve cubre todo, y no hay una señal de un ser viviente, pero dentro de la cueva mamá Osa se acuesta con sus cachorros, y el sueño ya les nubla los ojos. Los cachorros están cansados y se duermen casi en seguida.

       Ya han pasado tres meses, y ha llegado la primavera. Los cachorros han crecido. Mamá Osa está más delgada; necesitan urgentemente de alimentarse, y salen afuera.
Todo ahora en el valle tiene el color de la vida; los campos están verdes, los árboles y las plantas dejan ver sus primeras flores y frutos. Y mamá Osa lleva a sus cachorros a la misma orilla del río y a las madrigueras, dónde buscan la comida para recuperar la grasa que han perdido al hibernar tanto tiempo.

Ésta parábola es un ejemplo de algunos cristianos que se contentan en alimentarse con la palabra de Dios sólo por un periodo de tiempo. Reciben a Jesús en sus corazones, y por un escaso tiempo se gozan en su luz, pero poco a poco se vuelven necios y perezosos. Tienen sus Biblias abiertas en el salón de sus casas solamente como adorno. En ningún momento sacan un tiempo para estar a solas con Dios y para oír su voz. El domingo para ellos es un día de "despertar para comer", y durante el resto de la semana se meten en sus "cuevas" e hibernan. Viven sus vidas como si no hubieran comprendido la magnitud del sacrificio que Jesús hizo por ellos y por toda la humanidad en la cruz del Calvario, entregando su vida para que tuviéramos vida, perdonando así todos nuestros pecados, y regalándonos la vida eterna. No quieren ningún compromiso con el Señor, ni con su obra. No ponen a Jesús en el lugar que le corresponde. Continúan a actuar cómo cuando eran del mundo, teniendo como prioridades sus trabajos y sus cosas materiales, porque verdaderamente no se han convertido. Sus miradas todavía están puestas en el mundo, y no en Jesús. No saben que el reino de Dios ya está se extendiendo aquí en la tierra, y que tenemos que trabajar para que todos conozcan el amor de Dios. Con el pasar del tiempo se van enfriando de tal manera que ya no ven sentido ir a la iglesia, el estar con los hermanos en la fe, leer la Biblia y orar, y entonces, se vuelven al mundo, sin ningún remordimiento, pues sus corazones siempre estuvieron allí. No han podido entregarse totalmente en las manos de su Salvador, porque el sacrificio de Jesús para ellos no pasó de una bonita y ficticia historia de amor. Dios os bendiga.

martes, 14 de agosto de 2012

                                                      ¡ACUÉRDATE!

Si te sientes rechazado
y nadie te quiere ayudar
¡acuérdate que Jesús te ama
y nunca te rechazará!

Si nadie quiere oírte
si te cansas de solo hablar
¡acuérdate que Jesús te oye
y nunca te fallará!

La victoria
recibes al creer
Jesucristo
es el mismo de ayer.

Y si alguien te condena,
y de tus pecados
nunca te has olvidado
¡acuérdate que Jesús en la cruz
a ti todo te ha perdonado!