Hoy, al contestar al teléfono, mi mundo se vino abajo. Entre sollozos y lamentos, la voz del otro lado de la línea me informaba que mi mejor amigo, mi compañero de siempre, había muerto en un accidente. Las imágenes de nuestra juventud vinieron casi instantáneamente a mi mente. La universidad...las huelgas...las conversaciones alrededor de la chimenea hasta altas horas de la noche...los amores no correspondidos...la complicidad...las sonrisas... ¡Ah, las sonrisas! ¡Cómo éramos felices en aquélla época!!! Me acordé de nuestra formatura, de las lágrimas y de las despedidas; y principalmente de las promesas de nuevos encuentros. En sus ojos ví la promesa que nunca sería olvidado...y realmente no lo fui. Perdí la cuenta de las veces en que él cariñosamente me llamaba por teléfono cuando yo estaba hundido en el fondo del pozo...los mensajes que nunca contesté...Me acuerdo que fue su rostro que ví cuando desperté de mi cirugía de apéndice...Me acuerdo que fue en su hombro que lloré la muerte de mi querido padre...Fue en su oído que derramé las lamentaciones y frustraciones de mi noviazgo deshecho...
Mientras me acordaba de todo eso, hice un esfuerzo para acordarme de una sola vez que había cogido el teléfono para decirle lo cuánto su amistad era importante para mí,,,que le tenía gran aprecio..., pero no lo conseguí. Al final, yo no tenía tiempo... No me acuerdo de haber procurado un buen libro y enviarle a él...o entonces de haber oído sus problemas y le dado algún consejo...yo no tenía tiempo... Creo que nunca imaginé que él tendría problemas...
No me digné observar que constantemente mi amigo pasaba de la cuenta con la bebida. Solamente ahora veo con claridad mi egoísmo... Quizás...y este quizás me acompañará eternamente mientras viva. Si yo hubiese bajado de mi pedestal y regalado a él un poquito de mi atención y de mi precioso tiempo, mi gran amigo no hubiese bebido tanto, y no habría jugado con su vida, perdiendo el control de su coche...
Estos pensamientos que ahora llenan mi mente jamás tendrán una respuesta. Mi falta de tiempo me impidió de buscarlas...
Ahora, abro mi armario y escojo un traje negro, digno de mi estado espiritual; me visto, y cojo el teléfono. Aviso mi jefe que hoy no iré a trabajar...y quizás ni mañana..., pues usaré mi tiempo para homenajear y enterrar una de las personas que más quise en mi vida...Al colgar el teléfono, sorprendido yo reconozco entre lágrimas y remordimientos que para acompañar durante todo el día a su cuerpo sin vida, yo tengo tiempo...
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